Qué pienso cuando pienso en Poe



Cada 19 de enero durante siete décadas, entre la medianoche y las cinco de la mañana, un hombre con abrigo largo y un bastón de empuñadura dorada dejaba tres rosas y una botella de coñac a la mitad junto a la tumba de Edgar Allan Poe en Baltimore. Los pocos que lo vieron de lejos en ese cementerio de una antigua iglesia dicen que se tapaba la cara con un sombrero y una bufanda blanca.
Hace cinco años desapareció. Su rito coincidía con el día del nacimiento del escritor. Su nombre sigue siendo todavía un misterio. La única persona que dijo saber la identidad del visitante murió sin revelar el secreto.



Ilustración de Pablo Bernasconi   

 
Película 2012 



Grupo Poe: Luz Salgueiro López y Emilia Staciuk






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