La Mesa

Nuestra mesa no tenía la tabla de madera y, en cambio de eso, había una caja grande capaz de contener a una persona. El voluntario fue atado, se le taparon los ojos y colocaron auriculares antes de que se sentara dentro. Mientras escuchaba los sonidos, se lo sometía a diferentes experiencias sensitivas: plasticola en las manos, virulana y lija en la piel, rociador de perfumes y agua, pedazos de manzana para masticar e hisopos en los oídos, entre otras.

En cuanto a Poe, quisimos representar el encierro y aislamiento de sus relatos así como también la brutalidad de las sensaciones.

Sonido utilizado


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